Si en 1992 tenías un ordenador en casa o trabajabas en una oficina con un PC, puede que vivieras uno de los momentos más tensos de la historia de la tecnología: el pánico que desató el virus Michelangelo.
Hoy te voy a contar cómo este "renacentista" digital puso patas arriba el mundo informático.
Un virus dormido que despertaba el 6 de marzo
En 1992, los titulares no hablaban de otra cosa. El virus Michelangelo era un programa capaz de infectar disquetes y discos duros, permaneciendo "dormido" hasta el 6 de marzo, fecha del nacimiento del célebre artista italiano. ¿El resultado? Si encendías el ordenador ese día, corrías el riesgo de convertirlo en un pisapapeles.
Recuerdo perfectamente esa época: los disquetes eran imprescindibles para compartir archivos, y el sonido del módem al conectarse a internet era casi mágico... hasta que se cortaba porque alguien cogía el teléfono fijo. Era todo tan lento y manual que, si algo iba mal, la angustia se sentía más intensamente.
La tormenta mediática que alimentó el miedo
Los medios jugaron un papel crucial en todo esto. ¿Cómo no íbamos a entrar en pánico si cada telediario anunciaba un apocalipsis digital? "Millones de dispositivos infectados" o "caos mundial el 6 de marzo" eran titulares que provocaban auténtico pavor. Y es que, por primera vez, los virus informáticos coparon portadas y titulares en todo el mundo.
Aquí, me detengo a reflexionar. ¿De verdad alguien pensaba que el virus podía infectar "millones de dispositivos"? Los expertos exageraron tanto que acabaron beneficiándose del miedo. Por ejemplo, John McAfee predijo 5 millones de equipos infectados y, al final, la cifra real apenas llegó a 10.000.
Las empresas de antivirus, ¿oportunidad o reacción tardía?
En esta historia, las empresas de antivirus jugaron un papel ambiguo. Symantec, por ejemplo, lanzó un software específico contra Michelangelo... ¡pero lo distribuyó después del 6 de marzo! Otros, como McAfee, aprovecharon para convertirse en referentes de ciberseguridad.
No cabe duda de que este virus fue un catalizador para la industria, impulsando el desarrollo de los mejores antivirus que conocemos hoy en día. Pero, viendo cómo reaccionaron en su momento, está claro que estaban todavía "verdes".
El día del caos que nunca llegó
Finalmente, el 6 de marzo pasó sin que el desastre anunciado se materializara. Sí, algunos cajeros en Nueva York fallaron, y sistemas como los de loterías o cadenas de televisión tuvieron problemas... pero, curiosamente, ninguno fue culpa de Michelangelo.
Esto me lleva a pensar en cómo el miedo y la sugestión pueden generar problemas donde no los hay. Mucha gente pensaba que su ordenador estaba infectado solo por haber leído sobre el virus en el periódico.
El legado de Michelangelo
Al final, Michelangelo no fue el destructor masivo que muchos temían. Sin embargo, su historia nos enseñó lecciones importantes: la dependencia tecnológica nos hacía vulnerables, y protegernos con el uso de antivirus debía convertirse en prioridad.
Lo que más me sorprende de esta historia es cómo algo tan sencillo como un virus pudo provocar un caos tan grande, no por su impacto real, sino por el miedo a lo que podía hacer. Quizás, al igual que en la vida, la clave está en no dejar que el miedo nos paralice.
Y tú, ¿conocías esta historia? ¿Has oído hablar de otros virus curiosos como Michelangelo?