En los últimos años, nuestra vida digital se ha convertido en un terreno donde la privacidad y la seguridad están continuamente en juego. Hoy quiero hablarte de manera clara y sencilla sobre algunas estrategias que puedes usar para protegerte en internet.
Todo lo que te voy a contar lo he probado personalmente, así que espero que encuentres estas ideas útiles.
El uso inteligente de las cuentas de correo, organiza tu vida digital
Lo primero que debes hacer para proteger tu información personal es aprender a gestionar tus cuentas de correo. En mi caso, tengo cinco cuentas diferentes: una para temas personales, otra para asuntos importantes como facturas, una corporativa para trabajo, y dos más para registros temporales o pruebas. Esto me permite separar claramente mis actividades, evitando que cualquier brecha afecte todas mis informaciones.
Uso de correos temporales como ProtonMail o Tutanota
Cuando quieres probar un servicio o te suscribes a un boletín, es mejor no usar tu cuenta principal. Yo suelo recurrir a herramientas como correos temporales o incluso servicios como ProtonMail, que ofrecen un nivel extra de privacidad. ProtonMail, por ejemplo, está basado en Suiza, un país con estrictas leyes de privacidad, lo que lo convierte en una opción sólida para quienes buscan anonimato y seguridad.
Este servicio utiliza cifrado de extremo a extremo, lo que significa que solo el remitente y el receptor pueden acceder al contenido del correo. Además, no almacena direcciones IP, aumentando aún más la privacidad del usuario.
Otro servicio similar que podrías considerar es Tutanota, que también ofrece cifrado avanzado y una interfaz amigable. Ambos son ideales para comunicaciones sensibles o para registrar cuentas donde no deseas proporcionar tu correo habitual. Sin embargo, ten en cuenta que algunos servicios en línea podrían bloquear dominios de correos de alta privacidad, así que tener varias alternativas es clave.
Aún así, es importante saber que la seguridad total no existe. Si realmente necesitas anonimato, crear estas cuentas desde una red VPN o el navegador Tor es un paso extra que deberías considerar. Una vez intenté usar un correo temporal para un servicio de prueba, pero el dominio estaba bloqueado. En ese caso, recurrí a una cuenta ProtonMail que ya tenía configurada para evitar complicaciones.
Para mantener todo organizado, lo que hago es asignar categorías claras: cada cuenta tiene un propósito, y siempre tengo una hoja donde registro qué servicio está asociado a qué correo. Esto también me ayuda a identificar rápidamente si alguna plataforma filtra mi información. Por ejemplo, si empiezo a recibir spam en un correo asociado a una sola empresa, sé inmediatamente quién podría estar compartiendo mis datos sin mi consentimiento.
Finalmente, no subestimes el valor de auditar tus cuentas de vez en cuando. Eliminar suscripciones innecesarias y actualizar contraseñas es parte de una buena gestión de seguridad.
La VPN es una herramienta indispensable (pero con sus limitaciones)
Hablemos de las VPN. Estas herramientas son geniales para proteger el canal de comunicación, pero quiero dejar claro algo: no son una garantía de seguridad total. Yo, por ejemplo, uso WireGuard tanto para conectarme a mi oficina como para proteger mi conexión en hoteles o redes públicas. ¡Incluso configuré mi propia VPN en una Raspberry Pi para tener un control total!
Eso sí, siempre recomiendo usar proveedores que no guarden registros ("no logs") para evitar que tus datos puedan rastrearse. Servicios como NordVPN, ExpressVPN o ProtonVPN son opciones sólidas en este sentido. ProtonVPN, por ejemplo, está diseñado para priorizar la privacidad del usuario, con servidores ubicados en países con leyes estrictas de protección de datos, como Suiza. Además, permite configuraciones avanzadas como "Secure Core", que enruta tu conexión a través de varios servidores antes de llegar al destino final, añadiendo una capa extra de seguridad.
También existen VPN gratuitas, pero estas deben evaluarse con cautela. Aunque puedan parecer atractivas, muchas financian su operativa recopilando y vendiendo datos de usuarios. Una mejor alternativa sería montar tu propia VPN, como he hecho yo. En mi caso, configuré WireGuard en una Raspberry Pi, lo que me permite controlar completamente mi conexión y elegir en qué región quiero que se sitúe mi servidor.
Una de las cosas que más me gusta de WireGuard es su velocidad y simplicidad. Por ejemplo, recuerdo un viaje a San Francisco en el que la red del hotel era un desastre. Gracias a mi configuración, pude conectarme a mi servidor personal sin problemas y subir contenido pesado sin interrupciones. También me ha salvado en cafeterías donde la seguridad de la WiFi es cuestionable.
Además, algo que siempre reviso es el protocolo que utilizan estas herramientas. WireGuard, por ejemplo, no soporta doble autenticación (2FA) de forma nativa, lo que considero una desventaja si buscas máxima seguridad. En ese caso, alternativas como OpenVPN o IKEv2 podrían ser mejores opciones, aunque suelen ser un poco más complejas de configurar.
En definitiva, una VPN no es solo una herramienta para acceder a contenido geobloqueado; también es una barrera clave contra posibles ataques en redes públicas y para proteger tu privacidad. Pero como con cualquier tecnología, no basta con instalarla: es esencial conocer cómo funciona y elegir una que se adapte a tus necesidades específicas.
Los guardianes de tu navegación, los bloqueadores de rastreadores
El rastreo en internet está en todas partes, y por eso los bloqueadores de anuncios y rastreadores son imprescindibles. Yo uso uBlock Origin y Privacy Badger, que no solo bloquean anuncios molestos, sino también trackers que recopilan información sobre ti.
Hice una prueba con estas herramientas en varias webs, y te sorprendería saber la cantidad de rastreadores que se activan solo con entrar en una página. Estos bloqueadores son fáciles de instalar y marcan una gran diferencia en tu privacidad. Privacy Badger, por ejemplo, es ideal porque bloquea rastreadores automáticamente sin necesidad de configuraciones complejas, mientras que uBlock Origin permite un nivel de personalización muy alto, perfecto para usuarios avanzados.
Además, en casa tengo un sistema Pi-hole configurado en una Raspberry Pi. Esto bloquea rastreadores a nivel de red, lo que significa que todos los dispositivos conectados a mi WiFi están protegidos sin necesidad de instalar nada extra. Me ha resultado especialmente útil para proteger dispositivos de familiares que no tienen conocimientos avanzados sobre privacidad digital. Por ejemplo, mi Pi-hole bloquea anuncios incluso en aplicaciones móviles y dispositivos inteligentes como televisores o altavoces, algo que los bloqueadores de navegador no pueden hacer.
Aparte de estos, existen otras herramientas interesantes como AdGuard, que ofrece protección a nivel de sistema operativo y no solo del navegador. Esto significa que podrás bloquear rastreadores y anuncios en todas tus aplicaciones, no solo mientras navegas por internet. Además, algunas soluciones de navegadores, como Brave, integran bloqueadores nativos que también pueden ser una buena opción si prefieres una solución todo-en-uno.
Añado otro consejo: revisa regularmente los bloqueadores para actualizarlos y optimizarlos según tus necesidades. Por ejemplo, algunos trackers pueden ser necesarios para que ciertas páginas funcionen bien. En mi caso, suelo permitir trackers de ciertas herramientas de trabajo para garantizar su funcionalidad, pero siempre con un monitoreo activo. También recomiendo explorar listas de bloqueo personalizadas, como EasyList o Peter Lowe’s Blocklist, que pueden complementar la protección de estas herramientas y ajustarse a tus necesidades específicas.
Un pilar base de tu seguridad son los gestores de contraseñas
¿Cuántas veces has reutilizado la misma contraseña en diferentes servicios? Es un error común, pero peligroso. Para evitarlo, los gestores de contraseñas son tus mejores aliados. Estas herramientas no solo te ayudan a almacenar claves seguras, sino que también te permiten generar contraseñas únicas y complejas que sería imposible recordar manualmente.
En mi caso, uso OnePassword, que me permite organizar mis contraseñas en bóvedas y categorizarlas según su uso: personal, profesional, colaborativo, etc. Lo mejor es que también admite segundo factor de autenticación (2FA), lo que añade una capa extra de seguridad. Este nivel de protección significa que incluso si alguien consigue mi contraseña maestra, no podrá acceder a mi bóveda sin ese código adicional.
En mi trabajo, he implementado Bitwarden para gestionar las contraseñas compartidas con mi equipo. Esto nos permite controlar qué información comparte cada empleado, y en caso de que alguien deje la empresa, podemos revocar los accesos sin complicaciones. Una de las funcionalidades más útiles de Bitwarden es la capacidad de compartir accesos de forma segura sin necesidad de revelar las contraseñas, lo que es esencial para equipos grandes.
También hay otras opciones como LastPass, Dashlane o incluso gestores locales como KeePass, que almacenan las contraseñas en tu dispositivo en lugar de en la nube. Esta última opción es ideal si buscas un enfoque completamente offline, aunque requiere mayor cuidado para realizar copias de seguridad.
Algo que también me ha funcionado muy bien es combinar los gestores con herramientas de autenticación. Por ejemplo, cuando tengo proyectos colaborativos, configuro accesos temporales para que nadie tenga más permisos de los necesarios. Este enfoque no solo protege la información, sino que también evita posibles errores humanos. Además, algunos gestores como OnePassword incluyen funciones que verifican si tus contraseñas han sido comprometidas en filtraciones, lo que te permite actuar rápidamente.
Finalmente, no olvides auditar regularmente tus contraseñas. Cambiar las que sean antiguas o débiles y habilitar el 2FA en todas las cuentas que lo permitan son medidas que fortalecerán considerablemente tu seguridad.
La importancia de cuestionar cómo se usan tus datos
Vivimos en una época donde se recopilan datos constantemente, desde las cookies que aceptas en una web hasta las tarjetas de puntos que usas en supermercados. Estos sistemas no solo rastrean tus interacciones en internet, sino también pueden vincular datos de consumo, ubicación y hasta preferencias de estilo de vida. En una ocasión, analicé cómo estas plataformas pueden determinar hábitos como dónde vives, qué compras y cómo gastas tu dinero. Me di cuenta de que la información que proporcionamos a cambio de un pequeño beneficio, como un descuento o un tupper al final del año, podría tener un valor mucho mayor del que imaginamos.
También es importante entender que, aunque muchas empresas prometen cumplir con regulaciones como el RGPD, suelen encontrar formas creativas de sortearlas. Por ejemplo, he visto plataformas que te bombardean con avisos de cookies hasta que las aceptas sin cuestionar. Estas cookies, muchas veces configuradas para el "todo o nada", pueden terminar activando rastreadores adicionales sin que realmente seas consciente de ello. Por eso, siempre recomiendo revisar bien qué datos estás compartiendo y buscar alternativas cuando sea posible.
Un enfoque interesante es utilizar navegadores que prioricen la privacidad, como Brave o Firefox, que permiten bloquear rastreadores automáticamente. Además, explorar herramientas como extensiones que limitan el seguimiento de cookies o incluso bloquear scripts innecesarios puede hacer una gran diferencia. En lo personal, también intento limitar el uso de tarjetas de puntos y opto por pagar en efectivo siempre que sea posible, especialmente en compras que podrían revelar información sensible sobre mis hábitos.
Pasos prácticos para una vida digital más segura
La seguridad en internet no tiene que ser complicada. Algunos pasos simples pueden hacer una gran diferencia:
1. Organiza tus cuentas de correo: usa correos diferentes para distintos propósitos.
2. Usa una VPN confiable cuando estés fuera de tu red de confianza.
3. Instala bloqueadores de rastreadores como uBlock Origin o Privacy Badger.
4. Gestores de contraseñas: olvídate de reutilizarlas y apuesta por herramientas como Bitwarden.
Recuerda, herramientas como un antivirus gratis pueden ser útiles para proteger tu ordenador de amenazas básicas, pero no sustituyen el resto de medidas. La combinación de buenas prácticas y las herramientas adecuadas es la clave para mantener tu privacidad y seguridad en el mundo digital.
Además, considera siempre educarte sobre nuevos riesgos y cómo combatirlos. La tecnología avanza rápido, y mantenerte informado es una de las mejores defensas.
¡Nos vemos en la próxima!